Desde el momento en que sonó la primera ametralladora en el frente occidental una cosa estaba clara: la tecnología militar de la humanidad había superado con creces sus capacidades médicas. El nuevo armamento de la guerra, desde tanques hasta metralla, permitió matanzas a escala industrial y, dada la naturaleza de la guerra de trincheras, miles de soldados sufrieron heridas en la cara. Los avances médicos permitieron que más soldados que nunca sobrevivieran a sus heridas, pero los soldados desfigurados no recibieron la bienvenida de héroes que merecían.
En ‘El reconstructor de caras’, la galardonada historiadora Lindsey Fitzharris cuenta la asombrosa historia del cirujano plástico pionero Harold Gillies, que se dedicó a restaurar los rostros -y las identidades- de una generación brutalizada. Gillies, neozelandés educado en Cambridge, se interesó por el incipiente campo de la cirugía plástica tras conocer los restos humanos del frente. De regreso a Gran Bretaña, fundó en Sidcup (sureste de Inglaterra) uno de los primeros hospitales del mundo dedicado por entero a la reconstrucción facial. Allí, Gillies reunió a un grupo único de médicos, enfermeras y artistas cuya tarea consistía en recrear lo que había quedado destrozado. En una época en la que perder un miembro convertía a un soldado en un héroe, pero perder la cara lo convertía en un monstruo para una sociedad en gran medida intolerante con la desfiguración, Gillies restauró no sólo los rostros de los heridos, sino también sus espíritus.
Meticulosamente investigado y apasionantemente narrado, ‘El reconstructor de caras’ sitúa las ingeniosas innovaciones quirúrgicas de Gillies junto a las conmovedoras historias de soldados cuyas vidas fueron destrozadas y reparadas. El resultado es un vívido relato de cómo la medicina y el arte pueden fusionarse, y de lo que el valor y la imaginación pueden lograr en presencia del implacable horror.
"Es un libro fascinante sobre un hombre extraordinario y sobre la importancia del trabajo en equipo para una buena cirugía. A pesar de lo sombrío del tema, es una historia profundamente conmovedora y edificante". -Henry Marsh, The New Statesman
‘Me atrapó; está elegantemente escrito y es fascinante. Empleando el equilibrio justo entre investigación diligente y recreación ingeniosa, Fitzharris da vida a una parte olvidada de la historia de la medicina". -Lucy Scholes, Financial Times
"Una biografía atractiva de un cirujano magistral, así como un relato alentador del progreso médico." -The Economist
“’Es una obra innovadora que merece su propio género: el cine negro médico. No podrás dejarlo". -Karen Abbot