En cierto sentido, ésta es la primera biografía real de Stalin. Lo que se había publicado hasta ahora no dejaban de ser más que pasajes de su vida y su tiempo, complementados con la historia de la Unión Soviética para compensar la ausencia de información directa sobre uno de los dictadores más famosos del mundo. Sin embargo, en este libro, Simon Sebag Montefiore, que ha tenido acceso a los archivos de Stalin y de sus colaboradores abiertos recientemente, nos descubre un Stalin inusual, sorprendente. Un Stalin menos enigmático, más íntimo, no menos brutal pero más humano.
Y con él nos introduce a la apasionante historia de su corte imperial, a una epopeya de miedos y traiciones, a un mundo de privilegio y corrupción, a una vida en la que se mezclaban el amor familiar y la brutalidad asesina. Stalin cultivaba el peligroso juego del poder con sus cortesanos durante las cenas y los bailes que tenían lugar en las impresionantes villas del Mar Negro y en los enormes apartamentos del Kremlin: un mundo secreto, pero extrañamente cálido, poblado por asesinos, fanáticos, degenerados y aventureros. Desde el enano bisexual Yezhov hasta el depravado Beria, cada uno representaba un papel para Stalin: Molotov, el de necio, Ordzhonikidze el de exaltado, Kaganovich el de bruto, Voroshilov el del graciosillo estúpido; Mikoyan el de listo; Zhdanov el de presuntuoso. Todos caminaban sobre el filo de la navaja, matando para sobrevivir, durmiendo con una pistola bajo la almohada; dejando morir a sus mujeres por capricho de Stalin o permitiendo que sus hijos vivieran según un código de mentiras. Pero todos fueron fieles a la fe cuasirreligiosa del bolchevismo.